Circula por Internet un vídeo de los Monty Python muy acertado: un anciano
monje de la Alta Edad Media observa sorprendido cómo un joven novicio maneja con
soltura un códice miniado, pasando las páginas y localizando los textos. Con
todo, el viejo religioso prefiere los tradicionales rollos, los que ha usado de
toda la vida, porque su tacto, su transporte y su manera de archivar son,
alega, insustituibles.
Trasladan a una época pasada en clave de parodia
nuestro actual dilema entre los partidarios del e-book y los conservadores de
la edición en papel. Si la invención de la imprenta multiplicó la difusión de
las obras literarias, ahora la digitalización no solo nos libera de espacio
físico sino que permite que la cultura de una vez esté realmente al alcance de
todos y de forma prácticamente gratuita. Gracias al nuevo soporte cualquier
persona puede disponer en poco tiempo de miles y miles de títulos. Cualquier
aldea aislada en el mundo podrá reunir cientos de miles de obras en un espacio
menor que un ladrillo.
Si el cambio no se produce de manera más rápida es
debido a la oposición de las editoriales, que controlan el precio de la
cultura, y a que hay un sector de consumidores refugiados en el fetichismo, la
nostalgia material y su desprecio por las nuevas tecnologías. Satisfacerlos
significa la deforestación de varios kilómetros cuadrados de selva amazónica al
año para la producción del tan deseado papel.
1 comentario:
Este es el enlace en youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=jnJP_WSLXmc
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