domingo, 13 de enero de 2013

Libros




Circula por Internet un vídeo de los Monty Python muy acertado: un anciano monje de la Alta Edad Media observa sorprendido cómo un joven novicio maneja con soltura un códice miniado, pasando las páginas y localizando los textos. Con todo, el viejo religioso prefiere los tradicionales rollos, los que ha usado de toda la vida, porque su tacto, su transporte y su manera de archivar son, alega, insustituibles.

Trasladan a una época pasada en clave de parodia nuestro actual dilema entre los partidarios del e-book y los conservadores de la edición en papel. Si la invención de la imprenta multiplicó la difusión de las obras literarias, ahora la digitalización no solo nos libera de espacio físico sino que permite que la cultura de una vez esté realmente al alcance de todos y de forma prácticamente gratuita. Gracias al nuevo soporte cualquier persona puede disponer en poco tiempo de miles y miles de títulos. Cualquier aldea aislada en el mundo podrá reunir cientos de miles de obras en un espacio menor que un ladrillo.

Si el cambio no se produce de manera más rápida es debido a la oposición de las editoriales, que controlan el precio de la cultura, y a que hay un sector de consumidores refugiados en el fetichismo, la nostalgia material y su desprecio por las nuevas tecnologías. Satisfacerlos significa la deforestación de varios kilómetros cuadrados de selva amazónica al año para la producción del tan deseado papel.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es el enlace en youtube:

https://www.youtube.com/watch?v=jnJP_WSLXmc