La industria discográfica recuerda el
año 1975 como uno de los más brillantes de toda su historia. Hace cuarenta años
por estas fechas se cerraba un ciclo de extraordinarias obras y se dejaba
entrever un esbozo del importante giro que el mundo de la música comprometida
iba a sufrir en los años venideros.
Ese año Pink Floyd nos presentó Wish
You Were Here como homenaje a su creador Syd Barret. Led Zeppelin dio cuerpo a un mítico doble Phisical Graffiti en un derroche de producción y creatividad. A su vez
Bob Dylan volvió a tocar el corazón
del mundo con su Blood On The Tracks,
álbum donde se incluye el inspirador If
You See Her, Say Hello. También Queen
confirmó su calidad con A Night At
The Opera. Simplemente señalamos cuatro ejemplos considerados clásicos
imprescindibles de los muchos que hubo aquel año.
El rock también dio muestras de
debilidad, dejando entrever que los tiempos iban a cambiar en breve. Horses, primer disco de Patti Smith, entró como un huracán.
Actualmente está etiquetado como protopunk.
Todavía nadie podía imaginar que los Sex
Pistols ya estaban a la vuelta de la esquina.
Visto con la nostalgia de cuarenta
años de perspectiva, se echa de menos disfrutar de piezas tan angulares entre
el maremágnum musical actual.
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