martes, 29 de diciembre de 2015

Walking Dead


         Con seis temporadas ya cumplidas The Walking Dead se ha hecho un sitio entre las series más exitosas con el mérito añadido de tratarse de una serie de terror. Gracias a unos guiones bien estructurados y la dosificación de las escenas truculentas en función de los capítulos cada episodio coordina diferentes aspectos psicológicos de sus personajes marcados por la acción que sostiene el argumento central.

         De todas formas empieza a dar la impresión de que ya ha tocado techo. Traducido a números: difícilmente ganará nuevos seguidores y en un margen corto de tiempo se limitará a satisfacer a los incondicionales que se mantendrán siempre y cuando los cambios no pongan a prueba su capacidad de adaptación.

         Todo esto sucede porque la serie ha entrado en un bucle sobre sí misma. Los muertos vivientes no han modificado ni un solo rasgo desde el principio. Siendo incapaces de pensar y de organizarse su única cualidad es su agobiante persistencia. Pero los humanos tampoco han mejorado sus condiciones y siguen sobreviviendo con los mismos recursos que en la primera temporada, cambiando solo las circunstancias.

         Equilibradas las fuerzas, la serie puede continuar sin modificaciones todo lo que su público quiera, siempre y cuando ningún caminante se coma a los guionistas.



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