sábado, 24 de enero de 2015

Mendigos


         Que cada uno tenga muy claro qué está haciendo cuando da una limosna a un mendigo.

         Según el Islam y su sentido del destino, se justifica la mendicidad porque la penuria de unos inspira la misericordia de los justos y con ello se facilita su entrada en la Yanna o jardín paradisíaco de los musulmanes. Están por la voluntad de Alá y son, por lo tanto, bendecidos.

         Desde un punto de vista menos teológico, la presencia de indigentes por nuestras calles más bien confirma que la sociedad del bienestar dista mucho de alcanzar sus objetivos. Todo esfuerzo parece siempre insuficiente para erradicar esa vergüenza. Lamentablemente por su falta de aspiraciones algunos aceptan vivir con resignación de las prestaciones oficiales y las buenas intenciones de muchos ciudadanos.

         Y confundidos con esos protegidos de Alá u olvidados de una sociedad se imponen aquellos que han organizado todo un negocio piramidal de fraude de pordioseros y pedigüeños. Controlan las escaleras de las catedrales, las puertas de los supermercados y las avenidas más concurridas además de recibir ayudas de las instituciones. El monopolio de la pobreza o cuando la miseria genera riqueza.


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