Quizá por debajo del Gran Arquitecto del Universo se haya
desarrollado otro ente con suficiente capacidad y poder como para dirigir el
destino de la humanidad. Son muchas las casualidades y demasiadas las sospechas
como para descartar de sopetón la teoría de la conspiración universal.
Todo lo que sucede debe tener una
explicación. La Historia se sumerge y bucea entre millones de documentos para
poder ordenar y justificar los hechos más trascendentes. Pese al esfuerzo unido
de todos los historiadores habidos desde la antigüedad, la humanidad sigue
entendiendo que se le escapan demasiados detalles para completar este cuadro.
Por eso es fácil caer en la tentación de unir y encadenar los acontecimientos
marcando una única dirección, diseñada y establecida por un anónimo ser.
El ejercicio se presta a ser un juego,
hasta descubrir a ese sumo director de la humanidad. Pero no, no aparecerá
porque los partidarios de la teoría conspirativa rastrean entre estados
imperialistas, poderosas multinacionales e instituciones secretas. Y no, no lo
encontrarán porque olvidan la naturaleza del ser humano.
Y es que las verdaderas fuerzas que han
diseñado la historia son tan profundas e incontrolables como la ambición, la
avaricia, las ansias de poder... todas ellas grabadas en nuestro ADN, el máximo
conspirador genético de los organismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario