En Occidente con el fin de mantener una
línea laica y de respeto con todas las creencias tienden a relegar y hasta
suprimir los símbolos religiosos de sus ámbitos oficiales. Esta decisión
refuerza el compromiso de las democracias con la libertad de pensamiento.
Sin embargo es difícil aplicarlo en
todos los sentidos. La cultura cristiana está presente en los orígenes de la
actual Europa. Prácticamente todos los valores de las incipientes naciones se
identifican con míticos santos: Santiago en España, San Patricio en Irlanda, San
Metodio en Bulgaria... y así queda recogido en sus banderas y escudos, tanto de
estados como regiones y villas. Guste o no, la cruz cristiana aparece en emblemas nacionales: Reino Unido, Suiza,
Malta... y en todos los países escandinavos
Y ahí salta el conflicto. Un centro
escolar sueco ha decidido retirar la bandera nacional porque hiere el
sentimiento de alumnos de origen musulmán. No a los ateos ni otras
confesiones... solo a algunos musulmanes.
Ante estas decisiones, nos queda animar
a los rectores de dicho centro a que eduquen y enseñen bien a esos sensibles
alumnos que bajo esa bandera se protege su derecho a una enseñanza laica y
libre y que cuando vean una cruz
entiendan la evolución de su significado en todos los sentidos. Suficiente con
que aprendan.
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