jueves, 25 de diciembre de 2014

Silencio


         El silencio, al igual que la nada, fue creado por el ser humano. Son conceptos que no responden a la realidad. Tampoco la paz o la felicidad existen, sin embargo, en ocasiones pretendemos haberlas alcanzado. Con el silencio ocurre lo mismo. A veces creemos escucharlo.

         Un abismo de sonidos conforma el silencio. Empieza desde el mismo momento en que la persona se aísla de su soledad y prescinde de su entorno en un instante en que el oído recibe en única percepción un estímulo de absoluta armonía.

         Es el silencio, pues, por paradójico que nos parezca, toda una sinfonía acústica, donde cada nota de la naturaleza se corresponde con las demás extendiéndose y cubriendo por completo una dimensión, la del sonido. No deja espacio ni al antes ni al después, ni, por descontado a la pausa. Es el silencio la melodía más apretada, tupida y densa de ruidos que se pueda componer.

         Y si durante un efímero segundo creemos que hemos escuchado el silencio, entonces, también habremos tocado la paz y habremos saboreado la felicidad.


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