lunes, 1 de diciembre de 2014

Amistad


Para amar solo hace falta que uno ame. Nada más. Se puede amar en secreto, en silencio, a distancia... sin que la persona amada se percate. Se puede amar incluso sin el consentimiento del otro, incluso contra su voluntad. Y aunque el amante sea rechazado, el amor le seguirá consumiendo.

En cambio, la amistad obligatoriamente exige una reciprocidad. Los amigos se reconocen mutuamente. Hay amistades inmediatas, fulminantes. Con todo las amistades más trascendentes nacen de un afecto forjado por el tiempo, por las circunstancias, por la lealtad y el desinterés. Es un vínculo que se renueva prácticamente a diario y se consolida con el paso de los años.

Aristóteles explicaba que sin amistad no se puede vivir. Los amigos hacen falta tanto en la prosperidad como en el infortunio. A lo que podemos añadir que lo que engrandece a una persona es la calidad de los amigos que reúne a lo largo de su vida. Y no olvidemos que los amigos se eligen.


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