sábado, 28 de junio de 2014

Regresiones


Tienta pensar que hemos vivido una vida anterior. O mejor, muchas vidas anteriores. Tienta retornar a existencias remotas e imaginarse quiénes fuimos, qué hicimos, cuánto vivimos.

Curiosamente en la mayoría de los casos en que buscamos tener conciencia de nuestra actual reencarnación percibimos nuestro presente un tanto estancado, un tanto anodino, un tanto falto de sentido. O, por qué no, queremos retroceder a otras vidas para entender nuestras actuales reacciones, nuestras fobias y gustos.

Con un poco de gracia, fácilmente podríamos recrear ese regreso al pasado donde no por casualidad siempre ocuparíamos un lugar ventajoso. Algunos se identifican con discípulos de Sócrates, otros con brillantes consejeros en las cortes medievales. Pero hay que desengañarse, las probabilidades estadísticas son lapidarias: si hubiésemos nacido en la antigüedad clásica hubiésemos sido esclavos, y de haberlo hecho en la Edad Media hubiésemos muerto de peste... y casi siempre sin pasar de los treinta-cuarenta años de vida.

Aún recuerdo a un regresionista que viajando en el tiempo reconoció haber sido escolta de Napoleón, aprendiz en los talleres de Leonardo y camarero en la Última Cena... todo para acabar de charlatán en la actualidad.




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