miércoles, 25 de junio de 2014

Naipes


        Figuradamente siempre se desaconsejó utilizar los naipes para construir castillos. Levantados pacientemente, el propio peso de la ligera carta fuerza el equilibrio hasta provocar su desmoronamiento. Un castillo de naipes es sinónimo de ilusión efímera, brevedad. Quizá por ello nos los tomamos como un juego, quizá por eso no les hacemos caso.

        Enlazar palabras también puede tomarse como una actividad ilusoria. El caprichoso pensamiento quiere darle cuerpo a la razón aprovechando que las ideas fluyen y flotan hasta encadenar percepciones con sensaciones y juicios con ilusiones, como si las palabras así jugadas conformasen cuatro palos de una imaginaria baraja. Palabras siempre pendientes de la fuerza del viento.

        Para hilvanar y engarzar palabras en frases hace falta tanta o más concentración como para que un castillo de naipes levante varios pisos. La ventaja reside en que las palabras, una vez cimentadas, pasan a interpretar y desvelar la realidad remplazando objetos por signos, mientras que los naipes, tras ceder su verticalidad, caen informes unos sobre otros.

Una frase funciona como un castillo de palabras esperando que una brisa las difunda.



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