lunes, 16 de junio de 2014

Animales


El comportamiento humano con los animales se puede dividir en dos grandes grupos: los que se distancian claramente y los que se entienden con ellos.

En el primer grupo están aquellos que conciben el mundo animal como un objeto de explotación, uso y disfrute. Los animales están a disposición para lo que se quiera. Su aprovechamiento no tiene límites: las granjas industriales, los laboratorios, la caza, el espectáculo, los deportes... y las deplorables fiestas populares.

Se oponen a ellos quienes tienen conciencia de compartir el planeta con los animales. No es lo que se pueda aprovechar de un animal... es lo que un animal ofrece. Ese respeto por la vida ha dado lugar a un entrañable vínculo de convivencia con algunas especies, hasta el punto de  aceptar a estos amigos animales como verdaderos miembros de la familia con toda naturalidad.

Para unos, los animales no tienen derecho a nada. Los otros exigen unas leyes justas que los respeten. Y en medio los inocentes animales. Pero no olvidemos que animal es el que tiene ánima, alma, es decir, vida, y en eso animales y humanos somos todos iguales.


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