domingo, 1 de junio de 2014

Bombillas

         El admirable poeta de la Generación del 27, Pedro Salinas, dedicó un hermoso poema a la luz de unas bombillas, entonces conocidas como bujías. Puntuales a su cita, igual que amantes, a espaldas de las celosas estrellas inspiraban el calor de los versos más ardientes. Salinas se mostraba infinitamente agradecido porque sus bujías le permitían prolongar sus horas de escritura hasta el amanecer.

         Cierto es que también los futuristas idolatraron las luces artificiales, en especial las de neón, como símbolo de progreso. Y cierto es que en la actualidad las protestas por todo el mundo contra el cambio climático también se centran en las bombillas coordinándose apagones generales en las principales megalópolis del planeta.

         Lo que para Salinas fue un símbolo del amor, hoy es campo de combate donde no casualmente se ha elegido la oscuridad como expresión formal de un rechazo al futuro. Lamentablemente este enfrentamiento recupera la lucha donde las luces de la Ilustración lograron despejar las tinieblas de la ignorancia y la superstición hace varios siglos.

Todo esto plantea serias dudas en las intenciones e intereses de cada uno. Solo tenemos claro que con la luz apagada se ve menos.


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