lunes, 3 de marzo de 2014

Tríos


La rica polisemia que se desprende al relacionar entre sí tres piezas separadas da mucho juego. Y no me refiero a un conjunto musical, sean voces o instrumentos, donde se busca la perfecta armonía. Ni al póker, donde un trío vale más que una pareja. El trío donde de verdad da mucho que hablar es en el amor. Ya lo señalaba el Arcipreste de Hita: con el amor hay mucha confusión.

El trío surge cuando alguien está enamorado inevitablemente de dos personas a la vez. Todo empieza por uno, pero paradójicamente hay trío cuando dos quieren, a costa de un tercero que sigue jugando a parejas. Todo un lío de encuentros, excusas y mentiras. Tan difícil de sostener como de entender. Cuando alguien estira más de la cuenta, los tríos se rompen y no siempre por el vínculo menos fuerte.

Y no es villano quien está en medio, sino víctima. Aunque engaña por dos, también ama y trata de responder doblemente, como compañero y como amante, sin renunciar a nadie. Todo un imposible, una locura, porque, si el amor quema, vivir entre dos fuegos es la realidad más próxima al infierno. 

 

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