domingo, 9 de marzo de 2014

Profesiones


        Cuando sea mayor yo quiero ser... a menos años mayor abanico de posibles profesiones. También a menor edad más fantasía. Por un lado se consulta la imaginación del niño y por el otro se comprueba su capacidad de observación. Por eso se puede combinar la épica de bomberos, astronautas o deportistas de élite con el prestigio de médicos, arquitectos e ingenieros.

Llama la atención esa insistencia con la que casi se obliga a identificar vida y profesión. Como si uno naciese solo para desarrollar una única y exclusiva actividad laboral en su paso por el mundo.

El problema aparece cuando el adolescente, que ya no es el tan imaginativo pequeño, toma conciencia de que aquello a lo que aspiraba empieza a ponerse difícil de alcanzar y no tiene más remedio que ir desviando sus ilusiones hacia otras actividades que no estaban en la primera línea de sus preferencias. Con ello aumenta el riesgo de frustración y desánimo.

Y todo llega por un error de principio. Es falso que a los pocos años una persona ya sepa cómo se va a ganar la vida. Por lo tanto, hay que fomentar una mentalidad dispuesta a experimentar distintas opciones, estar atento para aprovechar diferentes oportunidades y siempre preparado para cambiar. Nunca hay que jugarse la vida a una carta.

No hay comentarios: