martes, 18 de marzo de 2014

Ortografía


Corren tiempos de grandes cambios en el texto escrito. Son tan importantes y rápidos que las normas ortográficas no acaban de asimilarlos ni dar mejor respuesta para hacerse respetar.

El terrorista ortográfico ha invadido prácticamente todos los campos y deambula a sus anchas sin miedo alguno. No le interesan ya los acentos, que los ignora en todos los sentidos, ni las haches del verbo haber que en muchas ocasiones las compensa anteponiéndolas a la preposición a, ya no; ahora sus objetivos, en su afán de reducir el número de letras de sus mensajes, son las vocales y las Q, estas desplazadas por la K, pero resistiendo cuando se asocia con la X, a costa del por y del para. Así un mensaje entre enamorados xq t kiero podría leerse porque te quiero o ¿para qué te quiero? Incluso algún estúpido ha propuesto normalizar una ortografía paralela para el ámbito whatsappero.

         Ante esta moda la Ortografía académica no debe olvidar su razón de ser. Las normas garantizan la correcta lectura y comprensión de un texto de forma universal. Aquellos que incumplan esas reglas se arriesgan a ser malinterpretados y rechazados, además de mostrar su escasa formación cultural.

         Porque la importancia de un mensaje empieza por el cuidado que se pone en su redacción. 

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