viernes, 28 de febrero de 2014

Historias


La elección de un nombre para una disciplina ofrece resultados más que sugerentes. Las Matemáticas, por ejemplo, pese a desarrollarse sobre cálculos y operaciones exactas eligieron un sustantivo plural como referencia a la multitud de campos que aportan al mundo de las Ciencias. En cambio, la Historia, disciplina humanística, en su singular da cobijo a las innumerables interpretaciones que el pasado de la humanidad puede provocar según se maneje la documentación.

Si se hubiese elegido el nombre de Historias hubiese sido mucho más acertado. Hay tantas Historias como historiadores. Cada uno nos cuenta una versión y llega a unas conclusiones que pueden ser frontalmente diferentes pese a recurrir a las mismas fuentes. Aunque peores son aquellos, verdaderos agentes de la descontextualización, al juzgar con referentes actuales episodios que se produjeron en otros tiempos.

Así, imbuyendo en pleno desconcierto al curioso que le gustaría saber, lo que para unos fue una hazaña para otros fue una tropelía, dependiendo de la ideología del historiador. Con ellos, la Historia, con mayúscula y en singular, cae en desprestigio y, en verdad, qué difícil se hace recuperarlo.

 

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