jueves, 23 de enero de 2014

Ataraxia


Entre las diferentes escuelas griegas, los estoicos planteaban que dominado el control de las pasiones, deseos y temores, se alcanzaba la ataraxia. Un ataráxico se mantenía imperturbable ante los estímulos más diversos. Lograba el equilibrio total en su alma entre la razón y los sentimientos y con ello la felicidad.

 Lo que para el mundo clásico era una virtud, provoca el desconsuelo la indiferencia, que no ataraxia, de mucha gente. La falta de respuesta de un importante número de personas ante la Historia, la Filosofía, la Literatura… manifiesta una falta de sensibilidad por el arte y el saber. Con ellos no funcionan ni las gestas más trascendentes, ni los pensamientos más profundos ni los versos más conmovedores: estos ignorantes se muestran inmutables, fríos, aparentemente ataráxicos.

Para su desgracia, mientras que un filósofo clásico liberaba su espíritu en ataraxia a partir de una decisión propia, aquellos desertores de la cultura viven sometidos a unas directrices superficiales, materialistas y consumistas que lejos de conducirlos a un estado ideal los condenan a un constante desencanto y una irremisible frustración.

 

2 comentarios:

laura dijo...

Cada día atesoro más libros, más letras en busca de la serenidad de la que hablas pero no la encuentro, se multiplican mis preguntas,ccada vez tengo más, me sobran cada vez más cosas, me sobra la ropa y la mayoría de objetos materiales que acumulo en mi casa pero el equilibrio no llega, no me siento menos necia que lo que atesoran objetos inútiles. Será que esta semana lo veo todo negro.

Ledesoh dijo...

La ataraxia era una propuesta ideal en el mundo clásico. Dudo que llegasen realmente a disfrutarla y por lo tanto a ser diferentes de los demás. Tener conciencia de una angustia vital sí que marca habitar un plano distinto al de aquellos que se entregan a una ansiedad y a una obsesión regida por estímulos externos como las modas, las tendencias... Dices que te sobran los bienes materiales, pero que los libros no te transmiten el sosiego que buscas. De todas formas recuerda: los buenos libros se leen, se releen y se habla con ellos.