miércoles, 29 de enero de 2014

Amantes


         La cultura occidental tiene proscrita la poligamia. No sin razón en cierta forma, ya que bastante complicada es la vida en pareja como para extender y compartir la intimidad en el sentido del matrimonio a más personas.

         Pero la realidad es otra. Desde que Occidente estableció oficialmente la monogamia, desde el primer día, siempre se supo que era un corsé demasiado estrecho para ser respetado. Y los hechos se bastan para confirmarlo. Constantemente los usos sociales invitan a derribar la santa barrera marital.

         De todas las posibles relaciones extramatrimoniales la de los amantes es la que ha inspirado tanto la comprensión de  escritores y filósofos como la condena de retrógrados puritanos. Los amantes, a espaldas de leyes y convenciones, se buscan para evadirse a otro tiempo, a otro lugar, lejos de un mundo excesivamente normalizado y dirigido al que regresan inexorablemente tras haberse entregado a un amor de fantasía en cada cita. Y es que entre amantes no hay más compromiso que el encuentro furtivo...

         ...Y asumir el riesgo de ser sorprendidos. Entonces la sociedad impondrá todo el peso de su hipócrita tradición.

        

 

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