domingo, 5 de enero de 2014

Juguetes


El juguete ocupa el centro de uno de los debates más inútiles entre educadores e instructores. Los tradicionalistas ven con preocupación cómo se van olvidando los juguetes artesanales: los de hojalata que podían cortar o los de madera que se astillaban... por no citar esos que reproducen las pautas de una sociedad sexista: pistolas y soldaditos para los niños; muñecas y cocinitas para las niñas.

Los llamados educativos, teniendo en cuenta que dirigen la voluntad del niño, solo entretienen a precoces arquitectos, mecánicos, médicos... que de mayores, acaban frustrados por no llegar a ser el profesional de sus juegos infantiles.

Tampoco podemos defender con contundencia las propuestas actuales de la era digital. Detrás de los videojuegos se están observando demasiadas alteraciones del comportamiento entre los adolescentes como para ignorar su nociva influencia.

Entonces ¿existen algún juguete que sea independiente de la tecnología, que estimule por igual la imaginación y el desarrollo de la psicomotricidad del individuo, que socialice tanto a pequeños como a grandes y no copie las condiciones del mundo de los adultos cuando se juega?... Yo digo que una pelota... posiblemente, junto a la rueda, el invento más grande de la humanidad.

 

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