El presente se escurre por nuestras vidas con vertiginosa rapidez. ¡Imparable, a quién no le gustaría detenerlo y eternizarlo a su antojo! Quizá
por eso últimamente se escucha con insistencia eso de vive el presente con la
intención de disfrutar su intensidad. Esta expresión solo confirma la falta de
imaginación de quienes la divulgan. Todos vivimos en el presente. Igual los activos que los pasivos y ninguno más que otro.
El presente es simplemente el punto de intersección entre el pasado y
el futuro. En el conviven ambos tiempos. Los recuerdos permiten revivir el
pasado y los deseos e inquietudes anticiparnos el futuro. Los dos en un único cruce
temporal que constantemente se está alejando de su principio y acercando a su
fin.
Siendo el presente el más condicionado de todos los tiempos, aprendamos a
disfrutarlo en su brevedad. Aprovechémoslo para rectificar lo que del pasado se
pueda cambiar y preparemos un futuro lleno de experiencias que nos enriquezcan
de conocimientos y de satisfacción.
Lo contrario es perder el presente, es perder el tiempo.
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