miércoles, 11 de noviembre de 2015

Violencias


         Cuando una mujer es asesinada por su (ex)pareja en cierta medida todas las mujeres deberían sentirse asesinadas. Todas las mujeres y también todos los hombres, porque la violencia se ejerce sobre la especie humana, no lo olvidemos. Y si callamos nos convertimos en cómplices.

         El tema es lo suficientemente serio como para ser tratado en profundidad y no dejarlo en manos de furibundas reivindicaciones guiadas por el rencor. Tildarlo de violencia de género o patriarcal conlleva a criminalizar a los hombres y desde ese epígrafe las leyes que tratan de regularlo siguen mostrándose ineficaces, máxime porque dividen en vez de unir, para erradicar esta lacra social.

         Se trata de violencia dentro del ámbito familiar porque si el número de mujeres asesinadas en 2013 fue de 48, también hubo 16 hombres muertos por sus (ex)parejas. No dejemos de lado los parricidios, 19 niños (¡5 por sus padres y 14 por sus madres!) ese mismo año, ni el creciente número de jóvenes violentos que acaban con la vida de sus padres.

         Cometemos un error si atendemos estas cifras de manera independiente pues en su origen comparten el mismo foco: una institución, la familia, que no acaba de adaptarse al ideal de una sociedad moderna donde deberían convivir mujeres y hombres libres por igual.


2 comentarios:

Jon Uchiha dijo...

O también se podría decir que son personas con graves problemas mentales e inadecuadas al mantenimiento de cualquier tipo relación interpersonal.

Si uno no es capaz de tratar bien a su propia familia (o al menos tolerarla), ¿cuan peor tratará a los extraños con los cuales no tiene ningún lazo?

Ledesoh dijo...

En un sentido general un homicidio suele tener un móvil concreto: robo, intereses... hasta podríamos aceptar absurdos como una apuesta o capricho. La violencia dentro del ámbito familiar se produce por imponerse una situación de dominación/sumisión degenerada desde una relación afectiva inicial. En ese tipo de violencia se aplica un sentido extremo de la propiedad sobre la víctima: "hace lo que le pide o la mata" o "si no es para él/ella no es para nadie". Quizá esta diferencia provoque en la sociedad mayor rechazo por la empatía que despierta. Ahora bien, se trata ante todo de un homicidio y poco avanzamos si anteponemos en la clasificación las clases de una categoría a la categoría misma.