domingo, 8 de noviembre de 2015

Oxímoros


         Con frecuencia una misma realidad conjuga situaciones opuestas. Vivimos en el mundo de los contrastes y, por muy injustificados que se presenten sabemos que están ahí. Pobreza y riqueza,  miseria y lujo, hambre y opulencia. Esta intersección de contradicciones señaladas en nuestra sociedad también caricaturiza al ser humano, acertado en ideas la mayoría de las veces y traidor en sus actos por no saberlas respetar. Es paradójico desde su esencia y tiene el mérito de hacer convivir dentro de su natural antonimia oposiciones totalmente incompatibles.

         Oxímoros andantes, los humanos se retan haciendo justo lo contrario de lo que piden. Se ha generalizado en exceso vivir de espaldas a la coherencia. Por eso resulta fácil reunir en una manifestación a antiabortistas reclamando la pena de muerte, antitaurinos pidiendo la tortura para el torero o incluso furibundos pacifistas haciendo frente a la policía.

         Todo este sinsentido parte de la inestabilidad intelectual del individuo para proyectarse en grupos manipulados a golpe de frases y consignas que arraigan en sus sentimientos y ahogan su capacidad de razonamiento. Así acaban defendiéndose con argumentaciones viscerales en un órdago a la paradoja y al disparate, por no decir a engañarse a sí mismos.


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