sábado, 18 de abril de 2015

Paella


La antropología moderna nos enseña a diferenciar el objeto material de su sustancia emocional y, a su vez, fijar la estrecha relación que dentro de una sociedad se puede desarrollar entre ambos conceptos. No es una cuestión de tecnologías ni de habilidades, sino que con ella se establecen unas señas de identidad que descontextualizadas pierden todo sentido.

Para los valencianos la paella, tomándola como referente gastronómico más representativo, recoge todos estos aspectos señalados. La paella reúne todos los requisitos: tanto sus ingredientes como su elaboración son sencillos, sin embargo, llega a haber una diferencia abismal entre una buena y una mala paella. A esto se añade que todos los comensales la comparten desde la misma paellera en señal de confraternidad o de abierta amistad cuando hay invitados.

No todo el mundo puede hacer una paella. Cualquier alteración, sea cambiar los ingredientes, sea la forma de servirla resulta ofensivo e hiriente para los sentimientos de los valencianos. Porque un plato con arroz lo puede cocinar cualquiera, pero una paella, en el sentido estricto, profundo y antropológico del concepto, solo la puede hacer un valenciano. Así de sencillo.


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