martes, 21 de abril de 2015

Cascabeles


         Esopo nos ponía como ejemplo en una de sus fábulas una asamblea de ratones que había aprobado poner un cascabel al gato para que así todos pudiesen escucharlo antes de que estuviese lo suficientemente cerca. Lástima que tan excelente idea no tuviese ningún voluntario para llevarla a cabo.

         Igual de fácil resulta encontrar la solución idónea para la mayoría de los problemas. No hace falta ser ni un politólogo ni ningún premio Nobel de la Paz para apelar a la buena voluntad, a la comprensión y al diálogo como medio de resolución de conflictos. Por la geografía mundial se reparten muchas, demasiadas tensiones donde las víctimas se confunden con los agresores tras enquistados enfrentamientos cuyos orígenes se han perdido en cualquier rincón de la desmemoriada historia de la humanidad.

         Sobran cascabeles y sobre todo cascabelistas que una y otra vez, dadas sus inútiles propuestas, no hacen más que alentar a los inmovilistas y demás resignados con su suerte. Ya que no surgen remedios para nuestros males al gusto de todos deberíamos aplicar aquellos que por su pragmatismo y viabilidad al menos permitan mejorar las condiciones y den paso a una convivencia menos injusta.


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