domingo, 12 de abril de 2015

Días Malos


         Mañana será otro día... porque lo que es hoy, creo que he sobrepasado el límite de despropósitos. Como siempre, el más lamentable de todos el primero: levantarse.

         Hay días que es mejor no apagar el despertador, hundirse entre la almohada, perderse entre las sábanas y esperar a que pasen enteras las 24 horas. Maldita costumbre esa de apagarlo, levantarse y ponerse en marcha. Y seguir adelante, pese a que las señales ya van anunciando lo que queda por venir. Si se cae la tostada al suelo, si el ascensor está detenido entre pisos, si el coche no arranca...

         Maldita insistencia por seguir alejándose de la cama. Porque toca encontrarse con gente impertinente y medir frases neutras que suenan a improcedentes. Así hasta que las malas noticias se encadenan sucediéndose en pausado y armonioso ritmo: un aviso de una multa atrasada ahora con recargo, visita al médico que me castiga con los resultados del último análisis y una llamada del mecánico con el presupuesto de la reparación del coche (ese que no arrancaba).

         Y para terminar, llueve, no llevo paraguas y mientras espero en la acera para cruzar la calle un coche me ha salpicado.


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