lunes, 20 de octubre de 2014

Transgénicos


         A finales del s. XVIII Malthus anunció una apocalíptica predicción que aventuraba una terrible hambruna para la humanidad por culpa del crecimiento exponencial de habitantes sobre el planeta. Calculaba el demógrafo inglés que no habría suficientes recursos para alimentar a tanta gente.

         Afortunadamente no se cumplieron esos malos augurios. Y no exactamente porque sus cálculos estuviesen equivocados, sino porque a lo largo de estos 200 años las circunstancias han variado tanto como para que el mundo produzca suficiente comida para abastecer a los siete mil millones que lo pueblan. El hambre que hoy se reparte irregularmente depende de cuestiones políticas y de una distribución desproporcionada de la riqueza.

Cuando Malthus divulgó sus terribles cálculos entonces la agricultura y la ganadería eran sensibles a plagas y a los caprichos de la climatología así como los productos que circulaban eran tempranamente perecederos. Nos guste o no ha sido la apuesta por los transgénicos la que ha respondido con éxito al vaticinio malthusiano. Hoy podemos hablar de costes de producción más bajos, y pese a utilizar menor espacio para cultivar se consigue una sobreproducción.

Cierto es que seguimos en fase experimental y se tienen que asumir riesgos, además de denunciar a quienes se lucran sin escrúpulos. Lo que no se sostiene es la producción llamada ecológica que solo está al alcance de los más ricos y es claramente insuficiente para satisfacer las necesidades de toda la población mundial.


No hay comentarios: