La mayoría de los noticieros de
televisión recurren a viandantes para ilustrar de una manera más próxima al
espectador el alcance de una noticia. Queda muy gracioso ver cómo la
información de economía, justicia o política aparece subrayada por personas
directamente entrevistadas circulando por la calle o comprando en el mercado.
Así encontramos a sufridos ciudadanos lamentándose de las circunstancias
rematando su noble opinión con un no
sabemos a dónde vamos a llegar con esto.
Es la magia del micrófono que
transforma a la gente. Se les puede preguntar por cualquier materia, asunto o
tema que a bote pronto tienen respuesta para todo. Y todo gracias a un
micrófono que les hace olvidar sus complejos, les permite envalentonarse y
lanzar a las ondas la primera ocurrencia que les sale por la boca.
Detrás de esa humilde imagen de
cotidianidad y proximidad que ofrecen se esconden unos intereses mucho peor
intencionados. Al fin y al cabo, cada noticiero selecciona qué imágenes y qué
texto van a ser emitidos, mostrando una sensación de unanimidad popular
tremendamente contagiosa.
Y es que ante un micrófono nadie se
resiste a disfrutar su momento televisivo de gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario