El
sentido del humor con que entendía la vida Edward A Murphy se tradujo en una de
las leyes no científicas más populares de la historia de la humanidad: lo que
pueda salir mal, saldrá mal. La Ley de
Murphy tiene una estrecha relación con la Teoría del error inicial que sostiene que algo que va mal fallaba
incluso antes de empezar.
La
idea no va desencaminada. Pongamos el caso de esa gente que llega tarde a todos
sitios. Además el retraso es acumulativo. Siempre va de prisa, acelerada, pero
llega tarde igual. Es evidente que el error inicial estuvo en la hora de salir
de casa. Por uno u otro motivo se produce todos los días, en todo momento y
parece que sea algo irremediable, pese a que los malos hábitos son corregibles.
No
difiere el caso de aquellos cuyas relaciones sentimentales van de tumbo en
tumbo y decepción en decepción. Siempre se enamoran de la persona equivocada y
tras el fogonazo inicial el desencanto llama a la ruptura. Y volver empezar.
Aquí también podemos aplicar la Teoría
del error inicial porque seguro que el fallo principal está en su manera de
entender el amor.
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