Almagro
es uno de esos ejemplos en el que una población sumida en casi el olvido, a
partir de un hallazgo casual da un giro en su destino y lo asume como una seña
de identidad. Lo admirable del caso está en que Almagro apuesta por la cultura para proyectarse internacionalmente.
Mientras la mayoría de las villas
costeras explotan una imagen del ocio por el ocio a base de sol, playa y mucha
fiesta, Almagro ha sabido aprovechar
la pequeña lotería que le tocó en el año 1950, cuando, durante unas obras de
reforma de una vieja posada, se localizó muy bien conservado un corral de
comedias (actualmente el más antiguo de Europa).
Restaurado y recuperado para el teatro
el antiguo corral de comedias fue adquiriendo importancia y reconocimiento
dentro del contexto nacional. Desde 1979 es sede del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, donde
participan las más importantes compañías para satisfacción de un público culto,
respetuoso y amante del arte que llega procedente de todas partes del mundo.
En esas representaciones se reviven
obras de nuestros más grandes clásicos como Lope de Vega, Calderón de la Barca,
Tirso de Molina, Miguel de Cervantes junto con otros significativos autores
extranjeros.
Almagro
se desmarca así de poblaciones que se dan a conocer con fiestas como la tomatina, el cipotegato, y las aberrantes celebraciones en las que se maltratan
animales hasta la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario