viernes, 25 de julio de 2014

Autoayuda


         Echando un vistazo por los distintos blogs, así como por los estantes de las pocas librerías que todavía quedan me encuentro con que las publicaciones de autoayuda arrasan en cantidad y variedad.

         Deduzco de ello que existe un amplio público que demanda este tipo de textos. Estos lectores posiblemente soliciten una serie de mensajes reclamando al mercado consejos, directrices y propuestas para poder encarar sus compromisos diarios con solvencia, o al menos, que su autoestima no se vea excesivamente menoscabada.

         Sospecho con ello que la sociedad en este aspecto ha cambiado, pero no ha avanzado. Las generaciones anteriores no vivían menos frustradas que las actuales. También necesitaban una ayuda para poder levantarse y seguir peleando. Entonces el sistema ofrecía una religión que predicaba la paciencia y la promesa de una recompensa en el más allá.

         Compruebo que la sociedad ha dado la espalda a esa religión, principalmente por la hipocresía de sus representantes en la Tierra, más que por convicción propia. Por eso no ha encontrado sustituto para ese mensaje de apoyo y esperanza. Ahora deposita su confianza en los nuevos gurús de la autoayuda que lanzan frases hechas, aforismos repetitivos y sentencias absurdas.

         Llego a la conclusión de que existe un gran número de personas que prefieren que le marquen lo que tienen que hacer antes que decidir por sí mismas y asumir sus responsabilidades.



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