No hace tanto tiempo despareció del
carnet de identidad español el apartado donde se recogía la profesión del
individuo. Una acertada medida, máxime
en los tiempos actuales porque un ciudadano medio acaba ejerciendo oficios y
trabajos muy diversos dependiendo de las circunstancias.
Todavía este documento registra el
apartado dedicado al sexo. Cuando se tiene un hijo la primera pregunta siempre,
indefectiblemente siempre, es el sexo, a lo que los padres contestan con
determinación. Nadie duda. En cambio se ha demostrado que se tiene no un sexo,
sino tres, por lo menos: el biológico, el que uno mismo se reconoce y la
tendencia sexual elegida para establecer relaciones. Además en cualquiera de
los tres casos, gracias a la tecnología, se puede cambiar a lo largo de la vida.
Esto simplemente confirma que la
distinción de sexo carece de sentido. Somos todos iguales, somos personas y
tenemos plena libertad para decidir cómo queremos realizarnos. Aceptemos el
sexo como un referente que enriquece al individuo y superemos una tradición que
lo ha utilizado para clasificar y delimitar a la gente.
Seamos consecuentes: el sexo es una
elección personal y no una imposición social.
1 comentario:
El sexo es una imposición biológica que en muchos casos el individuo se niega a aceptar, no social. Son las ansias de libertinaje lo que se le lleva a tomar como imposición social para poder cambiarlo al propio gusto de manera lícita.
Cosa bastante peligrosa, dado que si todo es lícito y no hay limites, se terminará por eliminar la identidad propia del individuo vistos los cambios camaleónicos, cada vez más heterogéneos que la sociedad está sufriendo, para bien y para mal.
Publicar un comentario