viernes, 9 de octubre de 2015

Resucitar


         Nuestra civilización puede presumir de un desarrollo tecnológico impresionante con una proyección en el futuro que sobrepasa constantemente los límites de la imaginación y de la ciencia-ficción. Con todo, cuando se enfrenta a la realidad de la muerte solo puede combatirla prolongando los años de esperanza de vida y aceptarla con resignación filosófica o religiosa, según las creencias del individuo. Sin embargo dentro de la literatura o los textos sagrados sí existe la resurrección o regreso a la vida terrena tras haber pasado por el trance de la muerte.

         Cuando un personaje resucita quebranta la ley de leyes de la naturaleza.  Aunque se encuentren relatos e incluso testimonios relativamente modernos, la razón, totalmente desbordada por la singularidad del hecho, se siente incapaz de asimilarlo porque nunca se ha podido demostrar científicamente.

         Reducida la resurrección a un acto de fe, seguimos teniendo serios problemas para encajarla dentro de un sentido teológico, aceptando por definición una intervención divina. Porque todo resurrecto acaba muriendo una segunda vez, como supuestamente ocurrió con Lázaro, reduciendo el milagro a tan solo una burla momentánea ya que la muerte siempre acaba cobrando su pieza con el rigor acostumbrado.


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