Una persona cauta y consciente de sus
posibilidades no debe confundirse con otra conformista.
Frente a una postura reflexiva, crítica y activa algunos creen ver soterrada
una total aceptación de la situación. Y no tiene nada que ver la una con la otra.
El conformista
no es que esté de acuerdo con lo que tiene o con lo que le rodea, es que no es
capaz de percibir nada más allá de su propio envoltorio. Atenazado por el miedo
y sus limitaciones se amolda a unas circunstancias que terminan anulando las
opciones del individuo. Con el paso del tiempo, si hubo alguna vez lamentos,
estos ya se han olvidado. En consecuencia todo conformista se encuentra así mismo si no cómodo, sí lo bastante
adaptado como para descartar de su mente cualquier otra posibilidad. En tal
caso ese conformismo le inutiliza
hasta un punto prácticamente irrecuperable.
El mundo no tiene nada que agradecer a
los conformistas porque nunca han
aportado ninguna innovación ni ningún progreso. Sin embargo, se convierten en
pieza necesaria para que otros sí puedan satisfacer su ambición, aprovechando
ese inmovilismo y esa sumisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario