viernes, 26 de junio de 2015

Existir


         La existencia viene como consecuencia del pensamiento. Hay una relación muy estrecha, tan íntima que supera el simple hecho de vivir. Porque vivir lo hace cualquier ser vivo, desde una esponja de mar hasta el simio con la inteligencia más desarrollada. Existir, solo existe quien piensa.

         La humanidad con sus constantes avances tecnológicos y científicos explica o trata de explicar las leyes que rigen su entorno. Cada vez estamos más cerca de resolver el enigma de la vida. Con todo, entender nuestra propia existencia parece que se escape de toda ciencia o disciplina humana. Acumulamos razonamientos y fijamos axiomas. Aun así, ninguno se ve con el atino suficiente para responder al pienso, por lo tanto existo de Descartes.

         Y sin ánimo de hacerlo, solo podemos puntualizar que el referente exclusivo que nos permite medir la existencia es el tiempo. No la magnitud física, sino la percepción del transcurso de las horas, los días y los años. Los humanos somos el único ser viviente que en su código de comunicación incluye la información temporal, necesaria para poder distinguir vivir de existir. Algo que, por supuesto, no a todos interesa.


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