miércoles, 23 de abril de 2014

Sirenas


Dentro de las variopintas figuras mitológicas que nos han llegado desde la antigüedad clásica, las sirenas encarnaban una imagen difusa e indefinida del mundo femenino que fue cargándose de elementos misóginos con el tiempo. De personajes del inframundo marino acabaron convirtiéndose en reclamo de trampas mortales para navegantes atraídos por su seductor canto.

Esa mitad mujer mitad pez inspira a James Joyce otro tipo de sirenas. Él prefiere la imagen de una dependienta que despacha detrás de un mostrador que la parte por la cintura dejando a la vista solo su medio cuerpo superior.

Es una visión mucho más realista de la mujer en la sociedad, que en un sentido u otro, constantemente la divide dificultando su proyección como persona completa. Los valores tradicionales bendicen a la mujer madre/esposa que con su sacrificio y abnegación profesan el amor a su familia renunciando a su propio beneficio. Incompleta también queda la mujer que se mueve en el mundo laboral porque se le exige que se envuelva en un caparazón que reprima su naturaleza femenina para poder competir con los hombres.

Y es que hasta ahora los avances sociales que pretenden una proyección igualitaria entre hombres y mujeres siguen siendo insuficientes. Porque, de todas formas, para que desaparezcan las sirenas es necesario que desaparezcan también los tritones, esos seres fabulosos mitad hombre mitad pez.

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