Respirar es para el cuerpo lo que soñar es para el
alma.
Nuestros deseos se mueven a través de los sueños.
Sí, debemos responder a nuestras obligaciones más inmediatas, a cubrir nuestras
necesidades, pero son los sueños los que nos motivan. Si no, ¿para qué tanta
rutina y monotonía diaria? Los sueños nos sacan del absurdo cotidiano, nos
conducen al terreno de nuestros ideales.
Lamentablemente los sueños son muy delicados, vienen
envueltos en una frágil burbuja que se volatiza con cualquier contratiempo.
Podemos arroparlos con nuestra constancia e incluso rozarlos cuando somos
capaces de construir una escalera hasta el cielo y aún así también se disipan.
Hay que saber soñar con ilusiones próximas y hay que
saber también asumir el riesgo de encontrarse con esas ilusiones desmontadas.
Triste es aceptar que un sueño se desvanece, porque
eso implica que tenemos que volver a soñar. Cuesta y duele recuperarse. Así es
soñar y así es vivir.
Todos los días sale un nuevo sol y cada siete noches
muere una luna.
1 comentario:
Me gusta. A veces pienso que el ser humano es el único animal que sueña por dos veces. Una cuando duerme y el sueño le sorprende. Otra, cuando despierto alcanza a realizar su sueño, porque ni por esas el sueño deviene tal y como fue soñado.
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