martes, 4 de diciembre de 2012

Sueños




Respirar es para el cuerpo lo que soñar es para el alma.

Nuestros deseos se mueven a través de los sueños. Sí, debemos responder a nuestras obligaciones más inmediatas, a cubrir nuestras necesidades, pero son los sueños los que nos motivan. Si no, ¿para qué tanta rutina y monotonía diaria? Los sueños nos sacan del absurdo cotidiano, nos conducen al terreno de nuestros ideales.

Lamentablemente los sueños son muy delicados, vienen envueltos en una frágil burbuja que se volatiza con cualquier contratiempo. Podemos arroparlos con nuestra constancia e incluso rozarlos cuando somos capaces de construir una escalera hasta el cielo y aún así también se disipan.

Hay que saber soñar con ilusiones próximas y hay que saber también asumir el riesgo de encontrarse con esas ilusiones desmontadas.

Triste es aceptar que un sueño se desvanece, porque eso implica que tenemos que volver a soñar. Cuesta y duele recuperarse. Así es soñar y así es vivir.

Todos los días sale un nuevo sol y cada siete noches muere una luna.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta. A veces pienso que el ser humano es el único animal que sueña por dos veces. Una cuando duerme y el sueño le sorprende. Otra, cuando despierto alcanza a realizar su sueño, porque ni por esas el sueño deviene tal y como fue soñado.