Las opiniones,
cuando coinciden, se comparten y si no, se desprecian. Respetar, se debe
respetar las leyes, a las personas… pero las opiniones, si no son compartidas no se pueden respetar. Hay que
rebatirlas, rechazarlas.
Se confunde opinión
con otros conceptos bastante próximos: análisis, diagnóstico, evaluación… que
se diferencian porque todos se ciñen a un objeto y método de estudio. La opinión es un juicio emitido después de
una reflexión y nunca se desprende de su esencia subjetiva. Es la persona
emisora quien respalda con su propio prestigio la opinión. Dependerá de su seriedad, su experiencia, conocimiento del
tema e incluso de la manera de exponerlo.
Cuanto más nos alejemos de esos puntos de
referencia, también estaremos más lejos de una opinión y mucho más cerca de una ocurrencia, es decir, la primera
idea, generalmente tópica y estúpida, que pronuncia una persona cualquiera. Cuando no tengamos opinión aprendamos de quienes la tienen
porque las ocurrencias son totalmente prescindibles y evitables.
Así pues, cuando no
compartamos la opinión de otro,
despreciémosla; es lo que se merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario