lunes, 10 de diciembre de 2012

Apocalipsis




La religiones llamadas apocalípticas amenazan constantemente a sus creyentes con el fin del mundo como consecuencia del triunfo del mal. Detrás de ese mensaje de destrucción absoluta subyace un efecto aterrador, de tal manera que si no se cumple con todas sus normas la perdición es eterna. Las religiones ocupan el plano de la metafísica, la filosofía y las propias creencias del individuo. No aportan datos ni les hacen falta. Les basta con esa profecía terrorífica que es el Apocalipsis.

Los científicos también muchas veces confunden su objeto de estudio y en su afán de divulgar sus trabajos son capaces de transmutar cálculos en profecías. Es lo que hacían en la antigüedad brujos y sacerdotes revistiendo sus conocimientos de astronomía con una aureola religiosa.

Por eso, para muchos, la manipulación apocalíptica de los estudios científicos sobre el cambio climático les está permitiendo infundir el terror en el público llevándole a una tendencia conservadora y regresiva sin precedentes.

Aceptémoslo tal y como es: el cambio climático sucederá por una u otra causa. No nos flagelemos con sentimientos de culpabilidad ni neguemos a ninguna nación su derecho al desarrollo. Al fin y al cabo, todo cambio lo único que exige es capacidad de adaptación. Es la ley máxima de la naturaleza.

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