domingo, 8 de febrero de 2015

Entrometidos


         Hay gente que parece que no tenga otro entretenimiento que arreglar la vida de los demás. No tienen suficiente con la suya y se entrometen en asuntos ajenos que ni les van ni les vienen.

Y no les basta con opinar, pese a que nadie les haya consultado. No aconsejan, sino mandan. Tratan de imponer su criterio por encima de las opciones que el propio interesado maneje. Su presencia suele ser insistente hasta sentirse insidiosa, machacante e insultante. Hay que hacer lo que ellos digan. Indistintamente se inmiscuyen en temas familiares, amorosos, profesionales e ideológicos porque creen que tienen carta blanca para hacerlo.

Con ello ocultan, como suele pasar en este tipo de personas, sus propios desencantos y frustraciones. Incapaces de encontrarse a sí mismos, indecisos e inseguros, aprovechan las circunstancias de los demás para proyectarse y gobernar sus vidas.

No se trata de saber pararles los pies, algo obligado, sino de tener muy claro que cuando uno toma una determinación, que sea porque uno lo decidió libremente y no bajo la presión de un entrometido, al que luego no encontraremos para reclamarle responsabilidad alguna.


No hay comentarios: