Un buen día, de esos que hacía mucho
tiempo no tenía, hablando de música saltaron las diferencias entre los Rolling y los Stones, porque no son lo mismo, aunque hagan referencia por igual a
la mítica banda británica que sobrepasa los cincuenta años sobre los
escenarios. Llamarlos de una u otra manera puede significar mucho más que
partir su nombre y elegir el primer o el segundo término.
Es una cuestión generacional y casi
social, especialmente en España. No olvidemos que cuando llegaron sus primeros
singles, allá por los años sesenta, este tipo de música, sin haber sido específicamente prohibida, desde luego no estaba vista con buenos ojos. Sus
primeros seguidores, a los que todavía no etiquetaban como fans, redujeron su nombre por el de los Rolling, recurso más frecuente en la
Lengua Española para acortar nombres compuestos.
Pero en Inglaterra de siempre fueron
conocidos como los Stones, siguiendo
la tendencia del inglés. Aquellos que viajaron a Londres y entraron en el
ambiente musical de la ciudad nos trajeron un actualizado Stones, que sonaba como más correcto y próximo a la banda. Y así
surgió la gran diferencia. Entonces los Stones
dejaron de lado a los Rolling,
considerándolos advenedizos e ignorantes, pese a que más de uno llevase siguiendo
al grupo durante todos estos cincuenta años.
Y la verdad es que importa poco cómo
les llames. Lo que vale es saber disfrutar su música.
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