domingo, 16 de noviembre de 2014

Esquinas


Con frecuencia se recurre al camino para representar el transitar de la vida. Somos peregrinos sin un destino concreto caminando hasta que los pasos y no la ruta se detengan.

Pero la vida no se trata exactamente de una carretera larga y sinuosa con un único rumbo porque está llena de sobresaltos, de imprevistos. Prefiero compararla con una calle de una populosa ciudad, con cruces, plazas y esquinas, muchas esquinas donde los giros son verdaderos golpes del destino, recodos de ese laberinto de incógnitas del que se sale solamente tras haber vivido.

En cada esquina espera un reto: continuar en la misma dirección o doblar el sentido de la marcha a izquierda o a derecha. Y tras cada decisión un horizonte nuevo, desconocido, inesperado. Hay quien adelanta por un atajo, también se puede abrir paso hacia una amplia avenida, o igual se enfila hacia un callejón sin salida donde es obligado retroceder.

Y todo por la vía pública, por la que andamos rodeados de gente, siguiendo a quienes tenemos delante y sintiendo los pasos de quienes se acercan por detrás. Una vía pública por la que nos cruzamos con quienes circulan en sentido opuesto. Una vía pública con esquinas, con muchas esquinas por las que más de una vez notamos que vamos solos pese a vernos en medio de un gran gentío.


No hay comentarios: