No está de más recordar un momento interesante de la
historia cultural de España y poner a cada uno en su sitio, porque se aprovecha
la distancia del tiempo para desenfocar aquella realidad.
En los años 60 y 70, incluida la transición, hubo
que soportar un doble control cultural: por un lado estaba la censura
franquista, bien conocida, defensora de los valores tradicionales; y frente a
ella se alzaban los planteamientos de izquierdas, claramente dirigidos a
socavar la dictadura, que tomaban como modelo el Partido Comunista Francés.
Ambos, franquismo y comunismo tenían un enemigo común: Estados Unidos.
Atentaban contra la esencia española, según unos, e imponía el capitalismo,
según los otros.
Y mientras en las radios oficiales había que
aguantar meapilas como Raphael, Karina, Manolo Escobar, Julio Iglesias o
Mocedades, en los círculos universitarios escuchaban fervorosamente a los
panfleteros cantautores como Paco Ibáñez, Raimon, Mikel Laboa, Labordeta... que
se sometían a los modelos franceses de Léo Ferré, Georges Brassens, Moustaki...
No nos engañemos: la Velvet Underground, Jimi
Hendrix, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Neil Young y todos los grandes de
los 70 fueron doblemente rechazados por esos prejuiciosos que, o bien querían
retener el poder o bien querían arrebatárselo. Lo que es el rock, en sí, les estorbaba por igual.
4 comentarios:
En Chile también pasaba algo parecido. Si no escuchabas a Violeta Parra, Víctor Jara o Quilapayún es que apoyabas a Pinochet
Al menos seguían poéticamente a Pablo Neruda. No todos los cantautores españoles eran tan malos: Lluís Llach, por ejemplo, también tenía un compromiso musical. Pero en general, eran insufribles, incluso cuando tenían buena voz, como la mojigata María del Mar Bonet, que era la versión de María Ostiz en catalán. A ver cuál de las dos dormía antes a la audiencia.
Por no hablar de los muermos de grupos rockeros de la época franquista
No te creas, Javier Bravo, a finales de los 70 había grupos, pocos, con muy buen nivel. Lo que les faltaba eran los medios para una buena producción e instrumentos para sonar en directo. También hubo grupos pseudo-beat que sí aprovecharon para meter canciones ñoñas tipo Fórmula V o los Diablos
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