miércoles, 6 de febrero de 2013

Teatro




El ser humano creó el Teatro, y de esta manera inmortalizó su existencia en la Tragedia y en la Comedia para igualarse a los dioses. Anterior al descubrimiento de la escritura, el Teatro ritualizó y sacralizó desde el gesto más intrascendente hasta el sentimiento más profundo.

Toda función de Teatro lanza un reto al tiempo y al destino. El texto de una obra, alentado sobre la piel de los actores, cobra vida en cada representación y así, en un acto de rebeldía trata de eludir y modificar un argumento que inexorablemente acabará cumpliéndose. Y mientras los personajes viven en el escenario la ficción una y otra vez, el público entiende una vivencia detenida en el tiempo. Eso es magia.

¡Qué bien nos vendría recuperar la dimensión social que tuvo el Teatro en otras épocas! Sería la mejor manera para que todos nos volviésemos a ver y escuchar a nosotros mismos.

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