lunes, 18 de febrero de 2013

Realities




Importados de otros países nos siguen llegando programas realities en los que los participantes, además de una gran predisposición al exhibicionismo, demuestran no haber desarrollado en absoluto el sentido del ridículo.

Dejando a un lado aquellos donde la presencia de famosillos alimenta el morbo de los telespectadores adictos al marujeo, los otros realities se mantienen sobre el grado de empatía entre sus participantes y los curiosos seguidores. A lo largo del año la parrilla televisiva ofrece Gran Hermano, Granjero busca esposa, ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y la reciente propuesta de la MTV Gandía Shore, adaptación a la española de otros “shores” del ámbito anglosajón.

Este último es una alucinante introspección en el mundo de los canis y las chonis, como se conoce actualmente a los machos y a las hembras de un tipo de juventud con un perfil muy característico. Predominan los valores elementales: mala educación, grosería, parquedad de vocabulario, carácter intransigente, orgullo, sexo directo, y un lema fundamental: yo soy así y si no te gusta te aguantas.

Despreciarlos es un error tan grande como ignorarlos. Al fin y al cabo el éxito de su emisión refleja a una sociedad que se entretiene sobre sus propias miserias. Será mucho más efectivo combatirlos.


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