lunes, 12 de noviembre de 2012

Palabras




         Es un interesante ejercicio tratar de explicar qué es una palabra. Ese concepto que todos asentimos conocer y qué pocos atinan a resolver. De por sí ya exige un esfuerzo, pues necesitamos las palabras para explicar la palabra. Y con ellas gozamos toda una forma de entender la vida.
Las palabras se dan, se quitan, se toman, se miden… a veces se escupen, otras se susurran. Los que prometen las entregan con honor y las cumplen, los jueces las otorgan, pero las palabras también se las lleva el viento. Hay palabras que hieren y duelen, hay palabras de apoyo, de afecto. Las palabras se refugian en el diccionario, y las que no lo hacen son palabros. Las palabras proceden de otros idiomas, se inventan o se reinventan sobre sí mismas, las palabras están ahí y nos definen.
Se dicen palabras sin pensar, frente a las meditadas y sopesadas. Otras huyen de nosotros cuando no tenemos palabras para manifestar lo que sentimos. Hay palabras que son dardos, hay quien prefiere los hechos a las palabras. Todo se puede arreglar con buenas palabras. A veces con una palabra se escapa un secreto. A veces son esperpénticas, a veces son divinas palabras. Acertadas y justas en sus precisos momentos, disonantes, equívocas, ruidosas o lisonjeras suenan las palabras en boca del incauto.
Las palabras surgen de nosotros para envolvernos. Las palabras son nuestro verdadero traje intelectual. Podríamos estar hablando de las palabras una por una. Podríamos no detenernos nunca, aunque todavía no hayamos explicado fríamente qué es una palabra. Se nos escapa el verdadero significado de la palabra. Las palabras también tienen sinónimos: vocablo, término, verbo, voz…
Y siempre al final está, alguien la pronuncia, alguien la tiene, la última palabra y ni una palabra más .